Actualmente, el mundo se encuentra en una crisis ambiental. Las campañas para concientizar a la población sobre el daño que ocasiona día con día por culpa del consumismo en masa, parecería como si sirviera de nada. Queda manifiesto así la falta de interés que tiene no solo la sociedad sino el gobierno ante la incapacidad de actuar sobre la segunda causa de contaminación a nivel global: la “moda rápida”, término que más que dos palabras es lo que está acabando con el planeta.
Fast Fashion o moda rápida se refiere a todas aquellas empresas que hacen ropa en masa, contribuyen al consumismo y dañan gravemente al medio ambiente, más que comprobado usan químicos muy dañinos y que hoy en día son las responsables del 20% de contaminación de agua y 10% de emisiones de carbono, siendo así considerada hoy en día como emergencia medioambiental por parte de la ONU.
Dicha problemática ha llegado a manos y oídos de las personas más importantes de la Organización de las Naciones Unidas, ya que incluso es una de las principales causas de sobreexplotación a trabajadores. Pero realmente no se trata de ver hasta dónde llega esto y hasta cuándo se tomará acción, de lo que se trata es de que exista comunicación entre el gobierno y la población sobre que el planeta da pero no se le regresa absolutamente nada.
El pasado 2 de Octubre, se dió a conocer por parte del Gobierno Mexicano que se vería inmerso el nuevo término de “moda sostenible” esto quiere decir que están surgiendo alternativas para empezar a comprar en tiendas locales, lugares de segunda mano e incluso “high fashion” es decir, moda de alta costura, ya que con esto resultan varios argumentos a favor de consumir dicho producto.
Por otro parte, para poder analizar el origen de esta situación y su naturaleza, es preciso señalar varias cuestiones. En primera instancia es importante aclarar que a pesar de que es muy barato conseguir este tipo de ropa, sería muy erróneo adquirirla y pretender que todo está bien, cuando claramente no lo está, además de que es algo que ha estado pasando desde los años 80 cayendo la culpa no solo en las personas que lo consumen sino en las empresas que lo siguen haciendo.
En segundo lugar. es necesario destacar que, no solo se debe de atacar a un solo segmento de la población que compra, sino a la manera en que los recursos naturales están siendo manejados de una manera sumamente incorrecta, sin olvidar que todo esto es el resultado de actitudes antiéticas, irresponsables y ofensivas hacia todas esas personas que realmente quieren y buscan el cambio.
Finalmente, no se debe de pasar por alto que esto atañe a la población entera, teniendo como resultado causas loables del ser humano ante comprar hasta que se acabe el último centavo, sin pensar en el daño tan grande que se le está haciendo, al planeta, a los ecosistemas, a los océanos y sobretodo a las futuras generaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario