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miércoles, 13 de octubre de 2021

Depresión y ansiedad en pandemia


Autor: Marissa Sofía Carreño González 



En octubre del 2020 la OMS publicó un informe en el que señalo que la crisis por COVID-19 ha paralizado los servicios de salud mental críticos en el 93% de los países del mundo.

La depresión tiene varias definiciones, en donde los más comunes son:

El trastorno depresivo grave, que también se denomina depresión grave, es una mezcla de síntomas que interfieren con la capacidad de estudiar, trabajar, comer, dormir y de gozar actividades que normalmente son de preferencia propia. El trastorno adaptativo se encuentra de manera baja, están presentes sólo durante cierto periodo de tiempo muy corto, causado por algún problema que haya pasado. O el que se da por perder a un ser querido cercano a la persona. que puede genera tristeza o aislamiento.

Por otro lado las variantes de la ansiedad son: Trastorno de ansiedad generalizada que es donde las personas se preocupan por cosas comunes como dinero, salud, amor, trabajo, etc. El trastorno de pánico, en donde se sufren ataques de miedo sin haber un peligro a la vista como tal y suele durar segundos o minutos. O el llamado "fobias" que son generadas igual por miedos con poco o mucho peligro, como arañas, payasos, asistir a lugares con mucha gente, etc.




Si bien es cierto, estos dos términos que se ven en el título siempre han existido en la humanidad por siglos. Podemos definir la depresión como un trastorno emocional que está relacionado con estar todo el tiempo triste y una pérdida de interés a hacer las actividades cotidianas o nuevas. La depresión puede llegar a afectar las emociones y actitudes que una persona tiene, llevándolos a tener problemas mentales y físicos. Varios de los pensamientos de las personas con depresión son: no tener ganas de vivir o no encontrar un motivo en claro para hacerlo.

La ansiedad la definimos como un miedo o una inquietud que genera hacer cierta cosa, recordar algo, miedo hacia algo o alguien. Se caracteriza porque las personas que lo padecen empiezan a quedarse sin aire, no pueden estar quietos o voltean a todos lados esperando algo que los saque de esa situación.

Estos dos trastornos o enfermedades, como se quieran ver, están tomadas de la mano y empezaron a adquirir notoriedad, en la pandemia de COVID-19 que empezó en marzo del 2020. En mi perspectiva, afectó más a los adolescentes; pues quienes se encontraban en la mitad de su vida conociendo lugares o explorando quiénes eran como personas, les tocó encerrarse en los “años dorados” como los adultos mayores siempre dicen. 

Encerrarse en el lugar en el que muchos de los adolescentes los llevó a sentirse mal con su vida o con ellos mismos como personas. Algunos denominan a mi generación como “la generación de cristal”, por pensar que no podemos aguantar encerrados en nuestros hogares las 24 horas del día. Pero lo que muchos no saben es cómo estar estudiando enfrente de un ordenador; no convivir con alguien que no sea de tu familia; entregar tareas que en la mayoría de las veces los temas no son comprendidos y sólo entregamos por entregar; hacer miles de tareas que se piensan que son “fáciles” porque tenemos el internet en nuestras manos y todo lo encontramos ahí; pero nada de eso es así.

No solo a los estudiantes afecta de manera dramática la pandemia, sino a todos en general. Como mencioné anteriormente, estar encerrado afecta gradualmente a muchas personas alrededor del mundo.

Todo esto que se mencionó, fue para hacer conciencia de que la salud mental no es un juego, y menos en tiempos tan peligrosos para la mente como es la pandemia de COVID-19. Nunca hay que desestimar lo mal que se sienta una persona por algo o alguien, ya que cada mente es diferente, lo que a uno puede causar dolor a otro no, tenemos que respetar a lo que cada quien tiene miedo.



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